Este gobierno se había enfocado casi de manera exclusiva a la implementación de las prioridades presidenciales: programas sociales de bienestar, proyectos de infraestructura emblemáticos y el fortalecimiento de las empresas energéticas del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). El resto de la labor del gobierno importaba poco y
el presidente le dedicaba escasa o nula atención. La mejor manera de conseguir su favor consistía en presentar ideas para avanzar sus prioridades, la mejor para lograr su animadversión, obstaculizar directa o indirectamente su implementación.