Con independencia de quién gane las elecciones en Estados Unidos y en México, ambos países tienen obligación de colaborar para enfrentar dos retos compartidos de gran importancia política, los cuales se han agravado de manera exponencial en los últimos años: migración y narcotráfico. En ningún caso podrán ser solucionados del todo, pero deben enfrentarse de manera responsable y con pleno respeto a los derechos de las personas.