Si Donald Trump termina siendo el candidato del partido Republicano y gana la presidencia confirmará lo que siempre ha creído: que la ley no le aplica y puede comportarse como un soberano con absoluta impunidad. En la campaña de 2016 aseveró que podría asesinar a una persona en Times Square y la gente lo seguiría respaldando con su voto. En los múltiples procesos jurídicos que enfrenta, varios por su papel en los intentos para desconocer el resultado de la elección de 2020, su principal línea de defensa es que, como presidente de Estados Unidos, gozaba de total inmunidad. “No me vengan con que la ley es la ley”.