La invasión rusa a Ucrania termina, en el corto plazo, con la esperanza de un regreso a la normalidad post Covid-19. Los ciudadanos del mundo se sienten abrumados por lo largo de la pandemia, por lo difícil que ha sido lidiar con olas
subsecuentes y por la incertidumbre de su tratamiento y las posibilidades de contagio. Y justo cuando se veía el arribo de la etapa endémica con variedades más contagiosas, pero menos mortales y con poblaciones ya expuestas o
vacunadas, la agresión militar representa un balde de agua fría y sin luz al final del túnel.
Obviamente, tanto los analistas del gobierno ruso como los de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) esperaban un desenlace más expedito con base a la percibida superioridad militar rusa, pero el desarrollo
de la guerra ha seguido otro patrón.
Artículo originalmente publicado en El Universal
Foto: El Universal